Especie de manifiesto contra la modernidad

De repente quise escribir algo sobre la ciencia positiva y la modernidad en general. Es algo que he estado masticando últimamente pero me he abstenido de escribir sobre ello porque estoy convencido de que esta clase de ensayos son un despropósito, que no va a hacer que los adultos desistan de su obstinación, que la modernidad no me va a leer y que si me leyera no me entendería o pasaría por alto mis palabras. Que como mucho conseguiré hacer sonreir con resignación a los que saben lo que yo sé, o ser objeto de análisis para aquellos que no comprendieron nada.
En todo caso ya empecé y voy a hacerlo, porque quiero, porque tengo ganas, sin pretender obtener ningún resultado, porque tengo deseos de escribir lo que pienso y siento para que lo lean mis amigos y también, posiblemente, otras personas. Ahora que lo estoy tipeando, que ya sé todo lo que dice el ensayo, me doy cuenta de que está escrito como para que lo lean los adultos y en realidad me gustaría que lo hagan aunque no tengo muchas esperanzas de que reciban mi mensaje.

La modernidad observa las formas, las mide, las analiza, las describe y les asigna categorías.
Para la ciencia positiva solo es verdad la forma, lo que puede medirse y calcularse con números.
La ciencia positiva cree que lo comprende todo porque sabe observar en detalle y con microscopio las formas físicas y matemáticas pero se ha olvidado de preguntarse algo mucho más primario:
¿Qué es lo que da forma a la forma?
Exacto. Esa pregunta, formulada así, basta para poner en tela de juicio a toda la modernidad y a toda la ciencia positiva. Es verdad que el agua se congela al disminuir la temperatura, pero ¿qué es lo que hace que el agua se congele al disminuir la temperatura?.
La ciencia positiva lo ignora y no está interesada en esos asuntos. Le pasa la bomba a punto de estallar a la metafísica, sin embargo, la mira con desprecio, como por encima del hombro.
La ciencia positiva puede ver la forma y cree que conoce la Verdad. Cree que ha explicado el mundo cuando no ha hecho más que describirlo.

Cuando la modernidad encuentra que la ciencia positiva da resultados prácticos en la fabricación de artefactos y en la cura de enfermedades, ellos creen que han domado a los Poderes del mundo y que todos los problemas y enigmas pueden resolverse solo a través de esta ciencia.
Lo que ellos no ven, es que detrás de la forma física y matemática de sus métodos hay una Voluntad creadora, una fuerza infinitamente más sutíl que la torpe e ingenua ciencia positiva, me refiero a aquello que da forma a la forma, que hace que el átomo exista y sea átomo.
¿Es que no se atreven a preguntarse como es que es posible la existencia?

La modernidad y la ciencia positiva son como un perro que intenta morderse su propia cola: Tienen la mirada fija en la forma y por eso mismo son inacapaces de ver lo que está más allá de la forma. Cuando se les habla de lo que está más allá de la forma se mofan y sonríen con desdén: La modernidad y la ciencia positiva son lo único que existe y existen porque sí.
O no, no existen porque sí, existen porque hubo una primer cosa que originó todas las demás como una reacción en cadena. Una "supercuerda" o una gran explosión, algo mesurable y exacto, de lo cual una vez más podemos decir "como pasó" pero no "por qué pasó".

Ellos creen que la ciencia positiva es la única forma válida del conocimiento. Bueno, señores adultos, tengo algo divertido para contarles: La ciencia positiva no es la única forma válida del conocimiento. Hay otra forma del conocimiento, el conocimiento verdadero, frente al cual la ciencia positiva es verdaderamente una superchería y una superstición. Me refiero al conocimiento silencioso de las fuerzas que dan forma a la forma y hacen posible la existencia. Llamarlo "magia" sería especialmente ofensivo para estos gigantes con pies de barro, así que ese es el nombre que le voy a dar.

Ellos jamás aceptarán que exista conocimiento auténtico fuera de la ciencia positiva. Para creer, ellos exigen "pruebas". Pero las manifestaciones del conocimiento mágico son sutiles, inexactas e imprecisas. Ellos quieren ver los resultados ántes de haber obtenido el conocimiento. Algo que solo una disciplina tan burda e ingenua como la ciencia positiva les puede dar.
Sin embargo, se puede comprobar fácilmente el conocimiento mágico, no a través de cálculos y experimentos de laboratorio, sino de una manera mucho más sutíl e inmediata: a través de la experiencia directa, prestando mucha atención a los detalles, arriesgándose y llendo un poco más allá de lo seguro y exacto. Por supuesto esas no son cosas que la modernidad esté dispuesta a hacer.

Ellos se ríen de los antiguos, se ríen de los dioses y de los santos. Ahora yo me río de ellos, pobres diablos, son solo el humo de un viejo motor que ya está anunciando con chirridos el fin de su vida útil.
Señores adultos, señores doctores de la ciencia moderna: ustedes son inacapaces de ver algo mucho más grande y verdadero que su pantomima del conocimiento. Ustedes han ignorado por siglos un Poder mucho más enorme y más sutíl que su insignificante ciencia positiva.
Riansé de mí ahora. Yo sé que en el fondo tienen miedo porque saben que lo que les digo es verdad. No sean tan necios, miren un poco más allá y van a ver.