2006/08/30

Donde...

7 comments
¿Dónde pongo lo hallado,
en las calles, los libros, las noches,
los rostros en que te he buscado?

¿Dónde pongo lo hallado,
en la tierra, en tu nombre, en la biblia,
en el dia que al fin te he encontrado?

¿Que le digo a la muerte
tantas veces llamada a mi lado
que al cabo se ha vuelto mi hermana?

¿Que le digo a la gloria
vacia de estar solo
haciendome el triste, haciendome el lobo?

¿Que le digo a los perros
que se iban conmigo en noches
perdidas de estar sin amigos?

¿Que le digo a la luna
que crei compañera de noches
y noches sin ser verdadera?

¿Que hago ahora contigo?
Las palomas que van a dormir a los
parques ya no hablan conmigo.

¿Que hago ahora contigo?
Ahora que eres la luna, los perros,
las noches, todos los amigos.


--Silvio Rodriguez--

2006/08/03

Plagio

8 comments
Texto extraido del blog de Rumpelstiltskin.

---

Vacío.

Las personas insulsas con sus sonrisas prefabricadas, encerradas en un enorme edificio capaz de convertir al día más hermoso en un tetrico oprobio, dedicaban sus vidas al arte de vaciar a las personas, evaporar su escencia. Así hasta el alma más noble quedaba hecha añicos, dejando solo a un cascaron completamente hueco capaz de hablar sobre milquinientas cosas vacías, junto a otros cascarones que siguen “animosamente” la estupida conversación.

Lo más triste de esta tragica escena consiste en ver a esos pobres niños ingresando al tetrico edificio. Algunos lloran por su triste destino y otros blanden una sonrisa sin saber lo que les espera en ese triste lugar que algunos llaman escuela.

2006/08/01

Laberinto

3 comments
Desde que eramos muy chicos, en el jardin de infantes y en la escuela primaria, hubo algo que no terminaba de cerrar. No entendiamos para que estabamos ahi, y era profundamente agobiante estar ahi sin un motivo.
Todo se nos hacia redundante, nada aparentaba tener sentido. Empezamos a cansarnos.
Empezamos a conocer a los otros, esos seres que se parecian a nosotros pero que pensaban de esa otra manera. Pronto descubrimos que eran insoportablemente burdos, simples, tontos, con sus juegos de pelotas y elasticos.
Algunos, como yo, tuvimos la suerte de encontrar a uno que nos acompañara en el excilio: Estabamos proscritos.
En aquel primer tiempo los adultos pensaron que algo malo nos pasaba, creyeron que eramos timidos o introvertidos.
Me acuerdo que yo aprendi a querer parecerme a los otros chicos, ser como ellos. Entenderlos, que me entiendan. Nunca lo consegui.
Los años se sucedieron brutalmente, segun su costumbre, y de pronto empezamos a sentir que necesitabamos a los otros. Nuestro espiritu y nuestra carne vibraba por ellos, necesitabamos que alguno nos rescate, nos alivie de nuestra condena.
Asi, uno a uno, los hombres sensibles caimos presa de la melancolia, y nunca conseguimos escapar de ella. El sufrir y el añorar se convirtieron en paradigmas inamovibles en nuestra vida.
Entonces descubrimos algo maravilloso: Que podiamos crear.
De algun modo el frenesi de emociones que se debatian en nuestra alma nos desbordaba, escapaba de nosotros en una senzacion gloriosa de lo trascendente. Pensamos que quizas de ese modo encontrariamos al redentor, creimos que el crear podria ser, de algun modo, nuestra salida. En cada verso, en cada sentencia gritamos "auxilio", como un niño que acaba de salir del utero que y que llora, porque es lo unico que sabe hacer, y lo hace como diciendo "No ven que soy un niño que acaba de salir del utero?".
Sin remedio nos volvimos poetas, o musicos, o pintores, o payasos, o filosofos.
Nos hablaron de Dios y preguntamos "¿por que?".
Nadie nos supo responder, y los despreciamos, a ellos y a sus insensatos Dioses de metal fundido.
En alguna ocasion visitamos esos lugares en los que la gente va a emborracharse y a embadurnarse de otra gente. No entendimos la gracia del juego. Nos hartaron de modelos a seguir, nos empalagaron de sexo. No conseguimos frecuentar con comodidad los lugares que los otros frecuentaban, y de este modo nuestra vida se desarrollo, mayormente, en paralelo con las del resto de nuestra generacion. Pocos fueron los que se hicieron dignos de nuestra atencion, con los que las palabras cobraban significacion y el tiempo no se hacia viscoso y pesado.
Descubrimos la gloria en una buena discusion, en el enamorarse de una mujer desconocida, en el reirse con jubilo de una incongruencia.
Aprendimos a despreciar todos los contenidos "populares" y a valorar en cambio los que son "de culto". En alguna ocasion incluso sentimos que nos reconciliabamos con el mundo.
Y entonces empezamos a oir las voces.
Yo creo que no necesito explicar que son las voces. Nos hablan sin palabras, dentro del alma, son contenidos que no aprendimos sino que simplemente "estan ahi". A travez de las voces descubrimos a la divinidad que antes habiamos impugnado. Empezamos a desconfiar de las palabras.
Se presento entonces uno que comprendia. Uno que podia leer nuestra mente, uno que sabia descifrarnos. Con fascinacion encontramos que ese uno tambien nos era descifrable, que habia algo en el que nos era accesible, que ese uno no era completamente un "otro".
Se trata de una dulce agonía, porque es la pasion que se experimenta frente a uno que se nos hace accesible pero que no cesa de escapar, como un abismo que se hace mas angosto y mas ancho al mismo tiempo.
Pero hemos descubierto a un hermano, y vamos a descubrir a otro, y a otro mas, y pronto ese mundo que se reducia a uno solo, se extiende a "unos pocos", lo cual es una enormidad en comparacion.
Tenemos una dignidad de martires, de santos. Vamos a obtenerlo todo y lo sabemos, y aunque murieramos ahora mismo, esa dignidad que llevamos ya es, de algun modo, tenerlo todo. No vamos a detenernos hasta convertirnos en Heroes o en Dioses, y aunque algunos aprendimos a ocultarlo para pasar por humildes, ninguno de nosotros lo ignora en el fondo.
No deseamos, en realidad, el reconocimiento de los otros, porque los otros no nos interesan mayormente. Pero existe una voluntad en nuestra alma que arde intensamente y que deseamos consumar. Mientras permanezca encendida no podremos detenernos, es lo que nos condena a existir, es lo que nos obliga a continuar siendo.
Asi somos los que andamos perdidos en un laberinto donde cada esquina puede ser la ultima pero ninguna lo es. En un mundo de lo completamente ajeno, de lo completamente otro. Los alienados, los exciliados.
Me gusta, no obstante, creer que no estamos solos.