Tiene que haber sido un genio el que inventó ese absurdo mito humanista de que la posición social incide en lo más mínimo en la capacidad de una persona para obtener la salvación.
Si yo he buscando el camino. Y si pude dar con el camino
No fué porque me lo enseñaran mis padres. Ni porque lo halla aprendido en la escuela.
Más bien al contrario
Fué en las enseñanzas de mis padres donde se gestaron mis demonios más siniestros.
La escuela no ha sido más que un embarazoso obstáculo en el sendero hacia la redención.
No señoras y señores, tener el pan calentito en la mesa todos los días no va a salvarlos de arder en la Gehena.
Los títulos universitarios no van a tener ningún valor el Gran Día del Juicio.
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